domingo, 12 de junio de 2016

O SOLE MIO

 Napoles 1898
 La señora Anna Maria Vignati-Mazza, también llamada Nina Arcoleo, era una dama bellísima. Tanto que había ganado en Nápoles el primer concurso de belleza que se celebró en la ciudad.
Estaba casada con el senador Giorgio Arcoleo y cuando iba  a fiestas, al teatro o a tertulias la gente se giraba para verla pasar.
El joven periodista Giovanni Capurro  no dormía por las noches pensando en la señora y escribió en napolitano un poema dedicado a ella y lo tituló "O sole mio" (Mi sol) y se lo entregó a su amigo Edoardo di Capua, pianista,  para que le pusiera música.

       http://frontini.altervista.org/966063b0.jpg (G.Capurro)http://dettinapoletani.it/wp-content/uploads/2016/04/Di_Capua.jpg (Di Capua)

El padre de Edoardo era violinista en una orquesta
  -"Nos vamos de gira a Odessa, Edoardo. ¿te vienes? "-le dijo su padre-
Y Edoardo se fue.
Pero Odessa no era Nápoles. El clima era espantoso, las nubes tapaban el sol, y Edoardo, que echaba de menos a sus amigos, a su novia , los spaghetti  con le vongole y a la ciudad de Nápoles, estaba siempre taciturno y triste
Una buena mañana, al despertar, abre la ventana de su habitación en el hotel y...ve cómo un sol espléndido se refleja en las olas del Mar Negro. El corazón se le llena de alegría y nostalgia a la vez y dice: "che bella cosa, 'na jurnata 'e sole" (qué bella cosa un día de sol), los primeros versos del poema de su amigo Giovanni
Se sienta al pianio y comienza: "Sol-fa-mi-re-do   do-re-mi-do-sol-la"
Y allí, en Ucrania nació la canción napolitana más bonita y conocida de todos los tiempos

                         http://static.panoramio.com/photos/large/26387059.jpg (amanecer en el Mar Negro)

Personalmente habré oído mil millones de versiones de esta canción cantada por todos, desde Caruso al viejo y querido Elvis
Una de las versiones más bellas y arriesgadas es la de Fausto Mesolella y su famosa guitarra "L'Insanguinata"
Hay que escucharla con total tranquilidad, con los ojos cerrados, sin prisa. Escucharla es un regalo para el corazón


(Fausto Mesolella)


Y por último una curiosidad: En las Olimpiadas de Bélgica, 1920, la medalla de bronce en maratón fué para Valerio Arri.
Al momento de tocar el himno de cada país, el director de orquesta no encuentra el himno de Italia, y tras un titubeo hace una seña a sus músicos que arrancan con O sole mio, que es coreada por el estadio en pleno

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